martes, 28 de julio de 2020

EL NUMMULITES

Son muchos los temas que bajo el ambiguo epígrafe de "curiosidades numismáticas" he tratado en este blog en los más de ocho años desde que me dio por iniciarlo. Muchos de ellos han tenido más que ver con las curiosidades (a secas) que con la numismática, pero en cualquier caso han guardado una relación con el concepto de dinero y el uso que hace el ser humano de éste. Caparazones de molusco (un tipo de dinero usado durante milenios en muchas partes del mundo hasta hace bien poco, por cierto), cigarrillos, arroz, té o cacao nos dan una idea de lo poco que hace falta para que una comunidad establezca un modo aceptable para el intercambio de bienes y servicios. El caso de hoy es uno de los pocos en los que no tengo nada claro su uso como dinero, aunque no podía pasar por alto la raíz de su nombre.

Imagen de nummulites (fuente: wikipedia)

El nummulites (del latín "nummulus", pequeña moneda) es un fósil muy común. Resulta un poco paradójico calificar de común a un fósil, ya que no es un proceso que pueda generalizarse, toda vez que los organismos o plantas tienden a servir de alimento o descomponerse con el tiempo. Los fósiles (del latín "fossilis", que significa "excavado") son por tanto restos orgánicos de tiempos muy remotos que han llegado reconocibles hasta nuestros días preservados en rocas sedimentarias a través de diferentes procesos que en general requieren cambios físicos y químicos muy complejos, y que únicamente pueden darse en condiciones muy específicas. Normalmente llegan hasta nosotros las partes duras de los organismos, es decir, los esqueletos y exoesqueletos, ya que son los que más posibilidades tienen de preservarse. Entre estos últimos uno de los más populares en cualquier tienda de minerales que se precie destaca nuestro protagonista de hoy.  

El nummulites constituye en este sentido un caso paradigmático. Se trata de un género de organismos unicelulares (protozoos emparentados con las actuales amebas) que vivieron en fondos marinos durante el Paleoceno y el Eoceno, es decir, hace entre 40 y 66 millones de años. Eran organismos unicelulares cuyo caparazón, que podía oscilar entre unos pocos milímetros y los 6 centímetros y poseer formas planas o globulares, estaba formado por una compleja estructura de cámaras conectadas de forma helicoidal y separadas por tabiques perforados. Estas pequeñas perforaciones (o forámenes, de ahí que el grupo de los nummulites sea conocido como foraminíferos) servían para que unos finos pseudópodos ejercieran funciones de captación de alimento y locomoción, así como de construcción del caparazón. 

Resulta muy interesante comprobar cómo un organismo unicelular podía ser capaz de construir lentamente un exoesqueleto de calcita alrededor de él. Habitaba mares poco profundos y cálidos, de alrededor de 25º C y en su época dorada, que coincidió con el ocaso de los dinosaurios, fueron muy abundantes. Esta abundancia, que hoy puede comprobarse en cualquier región que formara parte del Mar de Tetis como los países mediterráneos sin ir más lejos, seguramente se debía a su relación de simbiosis con las algas. Las algas proporcionaban nutrientes y contribuían a eliminar CO2, lo cual aumentaba la calcificación del exoesqueleto y el nummulites por su parte albergaba algas microscópicas en un entorno favorable a éstas lo que permitía su reproducción. 

Imagen de nummulítidos (wikipedia)

Como creo que ya he cubierto sobradamente la descripción científica (no está mal para un chico de letras, creo yo) me detendré en la relación de este interesantísimo fósil con el dinero. Fue bautizado hace más de 200 años como "nummulites" por su forma lenticular similar a una pequeña moneda, no obstante han sido conocidos por este motivo desde hace más tiempo, lo que hace pensar que quizá la elección del nombre científico no fuera casual. Por ejemplo, en diferentes zonas de la geografía española los nummulites han sido conocidos como "dineretes de Sevil" en Aragón o "dinerets de pedra" y "centimets" en Cataluña y Valencia. Sin duda no es más que una especulación, pero podría tratarse de un caso singular de fusión entre ciencia y cultura popular. 

Y algo que no se puede pasar por alto es el protagonismo que el nummulites tiene en la construcción de una de las maravillas arquitectónicas del mundo, la pirámide de Giza, levantada con bloques de piedra caliza formada precisamente gracias a este pequeño fósil. De hecho, se ha especulado con la posibilidad de que pudieran utilizarse como moneda en el Antiguo Egipto, una idea que no es descabellada en sí misma (los caparazones han sido empleados para este fin por muchas culturas a lo largo de la Historia) pero que no cuenta hoy día con una base sólida que la sustente. 

En cualquier caso, hoy los nummulites constituyen un interesante objeto de estudio para geólogos y biólogos, así como un magnífico artículo para coleccionistas. Y también, por qué no, una excusa para que los aficionados a la numismática nos sumerjamos alguna vez en materias distintas de la historia, la economía o la política.      


Sobre los fósiles: 

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